A dos años de la muerte de Evander

El 14 de abril de 2019, se produjo la muerte de Evander Barradas. Como dijéramos en una publicación del año 2020, no hubo amenaza mayor para la seguridad en el Delta y ojala no se repita.

Aunque, en realidad, no representara el peligro que aparentaba, como se constató una vez que el aparato policial-militar decidió actuar, su acierto estuvo en saber crear un clima de incertidumbre a su favor, haciendo presumir que había puesto en jaque al Estado.

Ese desbalance o desequilibrio perduró apenas dos años, en los cuales se tejió un mito en torno suyo, que lo hizo suponer omnipresente, atribuyéndole el control o, al menos, la posibilidad de haber infiltrado cada órgano de justicia.

Quizá, tanta popularidad innecesaria e incomprensible, lo llevó a creer que obtuvo el reconocimiento que tanto anhelaba.

La cierto es que en sus últimos días estaba paranoico, desconfiando de prácticamente cada persona que lo rodeaba, en presagio del final que ciertamente llegó.

A la fecha de hoy no se sabe siquiera donde fue sepultado, acción deliberada para impedir que su morada eterna se convirtiera en lugar de culto y devoción.

Evander no alcanzó la treintena. Vivió velozmente y así murió.

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