Las misiones en el Delta

Adolfo Salazar Quijada (+) | Artículo tomado del libro Botón de Bora

Las misiones en el Delta han tenido -y tienen- sus defensores y sus destructores. Algunos sostienen que estas misiones desvirtúan los procesos adaptativos, apartándolos de su realidad y convirtiéndolos a la larga en mendigos. Otros afirman que estos centros aceleran el proceso de interculturación y se logra más rápidamente su incorporación al evangelio y a la cultura “criolla”.

En cualquier caso -no es nuestro propósito plantear esa polémica en esta oportunidad- las Misiones Capuchinas en el Delta han cumplido una tarea positiva gracias a la actitud de algunos misioneros que no se han limitado a su labor evangelizadora, sino que se han ocupado de estudiar la cultura guarao y han ofrecido los mejores y más profundos estudios de esta comunidad aborigen, entre los cuales es justo destacar a Fray Basilio de Barral, Fray Antonio Vaquero, Monseñor Argimiro García de Espinosa, Fray Gaspar de Pinilla (Mons. Ángel Turrado Moreno), Fray Bonifacio de Olea y Fray Cesáreo de Armellada, entre otros.

Las misiones más antiguas fundadas en el actual Territorio Federal Delta Amacuro fueron las de Casacoima (1717), Piacoa y Sacupana (1790), hoy desaparecidas.

El 25 de diciembre de 1925 el Obispo Antonio Nistal, primer Vicariato Apostólico del Caroní, fundó la Misión de San Antonio de Barima, que desapareció en 1927, abandonada por insalubre. Igual suerte corrió la Misión de San José de Amacuro, fundada el 19 de diciembre de 1927 por el padre Benigno de Fresnelillo, quien había trabajado años anteriores en Tucupita, colaborando con el Párroco Fray Bonifacio de Olea (autor de la primera gramática guaraúna del año 1928). Esta misión fue abandonada en 1940, por lo inhóspito del lugar.

El 19 de marzo de 1929 el padre Santos de Abelgas fundó la Misión de Araguaimujo después de colaborar estrechamente con Fray Samuel de San Mateo en la estructuración definitiva de la parroquia eclesiástica en Tucupita. Esta Misión -hoy en pleno funcionamiento- cuenta con una bella iglesia y casas de dos plantas donde viven misioneros y misioneras cuyas estructuras forman una hermosa vista que adorna la ribera donde nace el Caño Araguao.

En el mes de junio de 1942 el Padre Basilio de Barral fundó la Misión de San Francisco de Guayo, situada a orillas del Caño Osibucajunoco, que significa en guarao: “Donde salta el morocoto”. Esta misión cuenta con una escuela, un liceo (hasta tercer año), medicatura, una iglesia, un internado y una planta eléctrica. Al lado se ha venido creando un importante caserío indígena, con varios centenares de habitantes.

El año 1969 se fundó la misión de Nabasanuca, creación que estuvo a cargo de Fray Damián de Larios y la supervisión de Monseñor Argimiro García de Espinosa. Esta misión -la última que se ha fundado en el Delta- está situada a orillas del Caño Nabasanuca, que significa en guarao: “Rio chiquito” y se encuentra entre poblaciones indígenas numerosas, que garantizan el éxito de su propósito.

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