Un rumor de café, apunta a que Jorge Salma renunció a sus pretensiones de ser alcalde de Tucupita.
La especie circuló con fuerza este miércoles 15 de septiembre, sin que el empresario hotelero la negara o confirmara.
Según el rumor, se lo comentó a sus aliados abriéndoles el camino para que pudieran arrimar sus tarjetas a otras alianzas, entrando en la puja por ser postulados vía sustitución antes del 22 de septiembre.
Aunque no haya ratificación, parece una murmuración razonable en virtud de la situación que lo condujo fuera de la Alianza Democrática deltana, arrojándolo a los brazos de la MUD, donde tampoco habría obtenido el consenso necesario.
Salma declinó encabezar la lista al Consejo Legislativo por la ADD, manteniéndose firme en sus pretensiones de gerenciar el municipio. Tampoco quiso otra opción que no fuera la alcaldía en la MUD.
La que significó en un primer momento una candidatura fresca, destinada a renovar la dirigencia deltana e insuflar nuevos aires a la administración pública, no soportó la centrifuga política, siendo descentrado del juego.
Es la segunda ocasión en que Salma se lanza al ruedo con intención de obtener la aprobación popular, sin llegar a medirse.
De aquí en adelante tendrá que pensarlo dos veces antes de postularse, a causa del desgaste que pueda experimentar. Sin perder su estela de empresario destacado, va resintiéndose la sensación de novedad que lo acompaña y diluyéndose la singularidad de hombre aguerrido y decidido, que pudiera traducirse en votos.
La última etapa -en particular- de su campaña, estuvo llena de claroscuros, al atacar y ser atacado por quienes meses atrás hicieran tienda común con él, decantándose luego por otras opciones. Allí se notó un Salma desconcertado, que no entendió que la palabra en política y la palabra en el mundo empresarial, en función del cierre de acuerdos, son distintas.
No se le puede juzgar, creyó en lo que vio, aunque lo que observó fueran solo sombras.
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